EL CINE, HOY: Hemorragia de cine inútil

Durante las trece semanas de vida de EL CINE, AYER en este blog han sucedido, obviamente, cosas en el ámbito cinematográfico, aunque de poco relieve. Como la ausencia de sorpresas en la entrega de los Oscar: bien está que Nomadland, película extraordinaria, saliera victoriosa. De películas extraordinarias hay pocas, de acuerdo: First Cow, la otra gran maravilla de la temporada, sería otra excepción. Lo malo es que películas simplemente buenas son también escasas, tan escasas como las angulas en los restaurantes. Examinemos algunas (películas, no angulas), estrenadas en salas estos tres meses últimos: El informe Auschwitz, Guerra de mentiras, Los Estados Unidos contra Billie Holiday, Bajo las estrellas de París, Una veterinaria en la Borgoña, Crónica de una tormenta, Police, 4 días, Boda sin fin, Vivir sin nosotros, Poliamor para principiantes, El año de la furia, Dios mío ¡Los niños han vuelto!, Sueños de una escritora en Nueva York, La violinista, El inglés que cogió la maleta y se fue al fin del mundo, El poeta y el espía… Hay más del mismo pelaje, pero quedémonos con estas. Los temas y los géneros son variados (denuncia del racismo, lecciones de historia, comedia, amor gay, etc.), pero a todas las hermana un rasgo común: el cine manso, plano, abúlico, pusilánime, anodino, desabrido o tediosamente académico, formulario, de plantilla. Cine inútil de cabo a rabo, aunque habrá quienes defiendan ciertos títulos por abordar causas nobles. Las causas nobles están muy bien, sí, pero hay que echarle arte y coraje, pasión y poesía, para que resplandezca el buen cine; el cineasta debe filmar con las tripas en una mano y la cámara en la otra, y eso no se da en ninguna de las películas citadas, en las que no hay ni un solo plano capaz de generar belleza o una mínima emoción.

No anda mucho mejor el patio en los territorios del cine de evasión y la superproducción. Algunos filmes se dejan ver, mantienen cierta dignidad sin apelar al verdadero placer cinéfago: Chaos Walking, Nadie, Godzilla vs. Kong, Cruella, Este cuerpo me sienta de muerte, Un lugar tranquilo 2… Otros son directamente desechables: Tom y Jerry, Spiral: Saw, Expediente Warren: Obligado por el demonio o El otro guardaespaldas 2. En cualquier caso, no hay tampoco en este apartado, en tres meses largos de estrenos, una sola película que merezca almacenarse en el baúl de los recuerdos. Volviendo a EL CINE, AYER, desde luego no todas pero sí muchas de las 72 películas listadas en el capítulo 8 formando 36 programas dobles tienen, siendo cine de consumo ordinario, mayor entidad y honestidad, en tanto que entretenimientos decentes y saludables, que todos estos buñuelos que hoy consumimos.

El panorama es desalentador, sin asomo de duda, pero tampoco convida a cortarse las venas. El cinéfilo de hocico adiestrado, que siempre localiza su abrevadero, habrá hallado estímulos puntuales en estos meses para mantenerse en forma. Las habrán degustado cuatro gatos, pero ha habido propuestas aquí mismo, en el cine español, altamente sugestivas: Armugán (Jo Sol); Karen (María Pérez Sanz), Todas las lunas (Igor Legarreta) o Destello bravío (Ainhoa Rodríguez) son de veras obras valiosas, singulares. Y sin salir del continente, Borrar el historial, de los siempre estimulantes Delépine y Kervern, y Gunda, de Viktor Kossakovsky, bien merecen la visita. Como ya es habitual, tenemos además el auxilio de las plataformas: son notables, por ejemplo, Possessor, de Brandon Cronenberg (Movistar) y El discípulo, de Chaitanya Tamhane (Netflix). Y desde Disney, Luca, una de las películas más ligeras de la factoría Pixar pero rebosante de encanto, luz, color, sabor, aroma y agilidad narrativa, recomendable para todo bípedo pensante con sed de diversión inteligente. Total: que pese a la hemorragia incontrolada e incontrolable de cine inútil, todavía hay riachuelos donde remojarse a gusto.