Netflix, plataforma escandinava

La plataforma Netflix se ha vuelto loca, para nuestra satisfacción. En su extensísimo catálogo de series y películas abundan los productos del siglo XXI, pero es rácano en la oferta de títulos anteriores. Con cuentagotas encuentras excepciones para la manada cinéfila, como documentales clásicos de la Segunda Guerra Mundial de John Huston o John Ford. O The Other Side of the Wind, de Orson Welles, que aunque estrenada en fecha reciente se filmó a principios de los años setenta. Pues bien, este pasado jueves, 4 de febrero, ha desembarcado en Netflix un sabroso ramillete de películas suecas de todas las épocas. Las hay modernas: Black Jack (Colin Nutley, 1990), Livet i 8 bitar (Pontus Klänge y Jonathan Metzger, 2002), Angel (Colin Nutley, 2008), Kommissarie Späck (Fredde Granberg, 2010) o Fyra är Till (Tova Magnusson, 2010). Pero también títulos de los años cincuenta, sesenta y setenta: Det stora äventyret (Arne Sucksdorff, 1953), Fröken Chic (Hasse Ekman, 1959), Briggen tre liljor (Hans Abramson, 1961), Misshandlingen (Lasse Forsberg, 1969), Ägget är löst (Hans Abramson, 1974). Y de más atrás todavía: Hanna i societen (Gunnar Olson, 1940), Karriär (Schamyl Bauman, 1938), Karl-Fredrik Regerar (Gustaf Edgren, 1934).

Y, grata sorpresa, una buena muestra de cine mudo, con copias restauradas por el Svenska Filminstitutet, donde no faltan los distinguidos maestros Mauritz Stiller con Herr Arnes Pengar (1919) y Erotikon (1920), Victor Sjöström con Ingeborn Holm (1913) y Terje Vigen (1927) y el danés pero para la ocasión sueco Carl Theodor Dreyer con Prästänkan (1920). Otros regalos: Morrtullsligan (Per Lindberg, 1923), Konstgjorda Svensson (Gustaf Edgren, 1929) y Den Starkaste (Axel Lindblom y Alf Sjöberg, 1929).

Un buen ágape, en fin, si dispones del suficiente tiempo libre para mordisquearlo. Se estima 1915 el año en que el cine sueco puso en marcha un período de esplendor tan valioso como el francés, el alemán o el estadounidense de la misma época silente. Un cine fresco, creativo, vitalista, libre y variado. Erotikon fue una influencia confesa en las comedias de Ernst Lubitsch; el bloguero la acaba de revisar y asombra su modernidad, su audacia. Sorprende también el radical feminismo que exhibe, sin asomo de sermón, Morrtullsligan. E impresiona el estallido de la naturaleza (los hielos del Ártico, los fiordos, las granjas…) y el romántico sentido de la aventura de Den Starkaste. Aunque el drama, el melodrama y el cine social (la muy dura Ingeborn Holm, sobre una madre empujada por la pobreza a dar en adopción a sus tres retoños) ganan por goleada en la selección, es interesante descubrir, en Konstgjorda Svensson, al cómico Fridolf Rhudin, un cruce de Stan Laurel y Harry Langdon que en esta película ya sonorizada habla al principio al espectador (luego cantará en un par de ocasiones) denostando el cine sonoro como un Chaplin con indigestión de smörgåsbord; su personaje en esta comedia, el inventor Fridolf Svensson, una suerte de profesor Franz de Copenhague en carne y hueso, le reportó éxito y lo repitió en otras películas.

Concluyamos con una joya ineludible: Det stora äventyret, de Arne Sucksdorff, un cineasta hoy ignorado pero de gran talento. Homero Alsina Thevenet lo adoraba y lo elogió en varios de sus textos. Otra vez la naturaleza, fuente nutricia del cine sueco, es la protagonista: una familia de granjeros, otra de zorros, gallinas, un lince, nutrias, pájaros, un lago, nubes, campos, cosechas, niebla, lluvia, nieve, rocío, el paso de las estaciones… Una oda a la vida natural en la que Sucksdorff invirtió tres años de rodaje, y se entiende: hacen falta muchas horas y paciencia para lograr una toma como la del zorro que se acerca al jardín, husmea la ropa tendida al aire libre y arranca y se lleva una pieza. Un poema de un lirismo y una belleza plástica incomparables, magistralmente filmado en blanco y negro, planificado, montado y compuesto. Ecos de Vidor, Dovjenko y Flaherty. Cine sano, puro, transparente: una obra formidable. Greta Thunberg debería llevar una copia de Det stora äventyret bajo el brazo para ilustrar sus conferencias; su abuelo, por cierto, Olof Thunberg, fallecido hace un año, fue actor, trabajó con Bergman y aparece, no acreditado, en Fröken Chic, una de las películas del lote de Netflix. Lote que crecerá con nuevas incorporaciones el próximo miércoles.